15 nov 2008

Camino a casa

Y aquí estoy, saliendo de la estación de autobuses de Salamanca. Desde aquí son solo 6 horas, y el autobús pasa, curiosamente, por la puerta de mi residencia. He visto a Wolfgang, tan concentrado en su trabajo y tan bonachón como siempre. Y me ha entrado la sensación de que esta era otra de las cosas que llevo esperando tanto tiempo. Los típicos detalles y situaciones que siempre quise vivir incluyen el primer viaje de vuelta a casa, que puede que halla contado, no tenia previsto hasta Navidad, No por nada y si por todo. Quería pegarme 3 meses desconectado del mundo, de la rutina y de todas las cadenas que me atan. Pero cuando ví que había que empezar también a ponerse las pilas, relajé las cosas en un mes. Y ha sido un mes genial, irrepetible, el primero.

Viéndome ya camino de mi casa, el resto de tripulantes de este autobús me miran bastante extrañados, mientras se preguntan qué coño estoy escribiendo. Simplemente, aunque parezca de friki total, me han entrado ganas de desenfundar a Henry Peter y darle un poco de uso al procesador de textos. Así que, con todas mis cosas recogidas en maletas y teorías hechas con mis ideas puedo dormir tranquilo. Deberes hechos, y me inunda el sentimiento de que, ya puestos a pensar solo en futuro inmediato o muy, muy cercano, sé que mañana quiero ver amanecer cerca o en la misma ciudad que me vio nacer, crecer y al mismo tiempo soñar. Y aun siendo sueños de salir de allí, 17 años no hay quien los borre de un plumazo, y nunca he querido eso.

Y de ahí que, justo antes de venirme a Salamanca terminé los deberes que tenía pendientes: olvidar o aparcar todas las cosas negativas que me hubiesen pasado hasta entonces. Es un proyecto intenso de juego con tu propio yo, y he de reconocerlo, me encanta. He conseguido aparentemente lograr un estado de nirvana mental en el que las cosas negativas se aparcan y se disfruta en la medida de lo posible de las buenas. ¿Quién en su sano juidio sería capaz de borrar sus recuerdos? Eso nunca. Yo nunca me arrepiento, y si lo hago, me lo callo, pero eso nunca pasa. Estoy en casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buena reflexión...

no te arrepientas nunca de lo q hagas, porque alguna vez fuiste tú el que decidió hacerlo...y aunque en el momento en el que lo hiciste no estuvieras en tu sano juicio (llamese borracho, triste...), tampoco te arrepientas...forma parte del pasado!

me encanta :)

1beso!

--->3

fred dijo...

Guillermino back home..