23 may 2010

Domingos astrománticos

Abrió la puerta de su habitación y la cerró de un portazo. Acto seguido miró a su alrededor y encontró varios objetos sobre los que descargar su ira a base de golpes, pero entonces la parte racional de su persona le frenó ante la necesidad de hacerlo. En lugar de eso, se sentó en la cama, se quitó la camisa y sintió como la rabia contenida y la impotencia le hacían un nudo en el estómago. Antes de que esa sensación empezase a carcomer sus entrañas se levantó de un salto casi desesperado para abrir las ventanas de par en par. El tono grisáceo del cielo no sugería nada más que tristeza, que era precisamente de lo que estaba intentando huir. Desabrochó lentamente los botones de sus vaqueros negros. Fue entonces cuando lo escuchó; un trueno retumbó por toda la ciudad, y a éste le siguieron otros tantos. Allí sentado en la mesa, casi desnudo, quiso desaparecer por un rato. Agotado, desencajado por los acontecimientos de sus últimas semanas, sin apenas darse cuenta dirigió sus pasos hacia el baño y se metió en la ducha. El chorro de agua helada apenas le hizo reaccionar, por lo menos durante los primeros minutos. Cuando el frío había calado profundamente en sus huesos no pudo evitar reconocer lo perdido que estaba. A diferencia de otras veces, el siguiente paso a dar era para él una verdadera incógnita. A pesar de todo decidió no agravar más el asunto. O por decirlo de una manera más concisa, decidió una vez más dejar los problemas tras de sí, huyendo una vez más de éstos, que se juntaron a los anteriores y a los abuelos de los mismos. Al secarse se miró al espejo, y con un peine de púas finas trató de despejar su cara, peinando sus cabellos hacia atrás. Al salir del baño para cerrar las ventanas vio que el cielo había dado una tregua, que el sol luchaba por despejar los nubarrones. Desamparado ante semejante cúmulo de circunstancias adversas, se sentó en la cama, encendió un cigarrillo y dio un profundo trago a su jarra de agua, fría también. Y al hacerlo cerró los ojos apretando con todas sus fuerzas los párpados e intentó encontrar algo de lo que tirar para seguir hacia adelante.

3 comentarios:

caligula dijo...

Apasionante relato guille!
. notoestaperdioo.blogspot.com

Unknown dijo...

Lo que has escrito es una de las cosas que me da más miedo.. no saber cuál es el siguiente paso.
Por suerte yo he tenido que decidir bastantes cosas en mi vida, pero siempre tenía un camino alternativo donde continuar.
Espero que no me llegue nunca el día de tu personaje.

Carlota Isabel Lifante Baeza dijo...

xDpobre!a saber lo que le llevaría a estar así...me gustan los finalees abiertos. mantienen la tensión y se la regalan al relato!escribes genial!!te espero por el mío!!
un beso!