21 oct 2010

El de la siesta inoportuna.

Sobresalto en mi dormitorio con interjecciones múltiples. En estos días huele un poco a fantasmas del pasado, a miedos infantiles que te ponen en tu sitio, y a mañanas heridas. Como estas cosas que sabes que llegarán pero no ves el momento, y empiezas a ansiar. Que mis amigos nunca duermen. Y yo solo quiero que todo siga como hasta ahora por siempre. Momentos en la vida que merecen la pena, que te hacen entender que puedes conseguir lo que te propongas, que eres lo que piensas, y sientes lo que quieres. La vida nos sorprende viéndonos en el papel de quien un día se comportó con nosotros de una forma poco agradable. Y tomamos aire para asumir que nos hemos convertido en lo que no quisimos en nadie para nosotros. Una primera vez especial, una vez que no sabía tan a última como debía. Todo cambia, cambia nada. Que nadie cambie lo que soy.

1 comentario:

. dijo...

Te leo y me suenas a otoño y a consciencia.
Y la foto, simplemente genial :)