9 ene 2011

El de aquella mañana herida tan lluviosa.

Amanecía, pero no pudimos verlo. En vez de eso torbellinos de lluvia y miradas de complicidad. Siempre has estado un poco chiflado, y los reyes nunca te traen chistes nuevos. Ansiada la espera, Enero siempre llega y de vez en cuando, te trae consigo. Es genial verte feliz, es como contagioso; tanto que hace reír a carcajadas. Las desavenencias nos mantienen sin vernos tan largo que es como no respirar. Pero vernos es como saltar en los charcos, tan fuerte que mis botas no querían secarse. Erre que erre. Ven y salpícame, deja que me empape de tu resbaladiza sonrisa. Acompaña a tu hermano pequeño a la parada de autobús, pero no desaparezcas. Y que no se te vuelva a ocurrir tirarle los trastos a mi hermana. Cada año nuevo, un reto y unas reglas, y siempre respetadas. Que se mejoren tus zapatos, que el cielo en el que vueles sea más azul que nunca. Porque tienes ese don, porque lo sabes y lo explotas. Y que la distancia horaria no nos separe, porque aunque con mundos separados, allí estaremos. Por lo menos en la reminiscencia, en el agridulce escribirse y anhelar. Te esperaré escondido tras una esquina de un Enero cualquiera y saltaré en medio del charco que estés rodeando. El mango de tu paraguas peligrará, y esta vez no habrá coles de bruselas que abrocharte como chaleco antibalas. Advertido quedas, Enero; aquí te espero.

2 comentarios:

. dijo...

Es que te leo y me envuelves.

ROUGE SAUVAGE dijo...

Es tuyo? Es todo tuyo? has conseguido ponerme la piel de gallina. Premio.
Tienes una sensibilidad y un tacto que dejan maravillada.


te seguimos, desde luego.