10 mar 2009

Explosión en mi cabeza

Anhelos de mi cama, vacío y silencio, nostalgia en papel extrafino, que me quede contigo, una y otra locura; la tuya, la mía, un cazador cazado y cerveza a mansalva. Melodía a piano, pasión y sentimiento, un tequiero si yo apenas tengo voz, una mente precoz, tentación sin remedio. Sabe a hierba de la buena, ¿Qué tal todo por mi pueblo? De sonrisas siniestras y tipos aparentemente amables, sus caras, sus gestos y la More ya no está. Con base acuosa, arrítmico; indomable. Atentado en mi cabeza, siniestro total, rápido, rápido, lento. El vacío de mi vaso, el llenazo de un concierto de Keane, una botella de ron vacía, la Antología Poética de Gerardo Diego que robé, gracias una vez más al Club Internacional del Libro por contribuír a la causa. De días sin prisa, tardes sin viento o el reloj que te regalé. Por la puerta de emergencia, sin sentido, dirección ni rumbo, con mi cabeza en tu hombro, o de ganas de soñar. ¿Porqué llegas tarde? Y otras muchas monotonías. Con caras de boniato tras el humo de un cigarrillo liado, sin segundas intenciones que hablan de treguas en mi cama, de dos hombres y un problema. Tantos botes de ajo en polvo, que recuerdo, le encantaba; de teorías de colores y Anatomía de Grey, piernas peludas que arruinan carreras y sesiones de cine intenso, de maratones de Perdidos, de guerras de besos. Sin soñar con encontrarte, sin mentirme demasiado. Por favor, por doquier, por los botes de Pringles y los paquetes de 36 Sobaos Martínez, mi cama al borde del hielo, si la cambio de lugar quizá no note tanto su ausencia. Todo esto y mi tomo 1º del Quijote, que aunque suene a blasfemia, ha servido hasta de tabla para cortar lomo ibérico... ¿Qué habrá sido de los tomos 2 y 3 en Santiago? Lo comprobaré, si todo va según el plan, el jueves 19.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sublime, Kei