Sus piernas amordazaban mis sentidos, no tenía escapatoria y supe verlo desde el primer instante. Tras asumirlo, lo que restaba era contemplar hechizado como poco a poco iba poseyéndome, como si se tratase de un encantamiento. Bebía los vientos por ser el primero en quién pensase cada mañana, el último recuerdo de cada fatídico día de su vida. Las cartas sobre la mesa, claras y sin trampas; estábamos varados de lleno un juego de seducción y aquel era mi turno, o por lo menos así lo esperaba. Impredeciblemente blandió su lengua contra la mía callando con ella mis quejidos ahogados. Ambas se fundieron en el más ardiente de los besos, y la sensación de euforia y calentón recorrió mi cuerpo desde los pies hasta el último pelo de mi cabeza. Para entonces ya no había escapatoria, solo quedaba continuar la partida.
5 comentarios:
Me encanta...!
esperar a que la otra persona mueva su peón hacia ti es lo mejor de la partida sin duda.
^^
Me encanta...!
esperar a que la otra persona mueva su peón hacia ti es lo mejor de la partida sin duda.
^^
:)
Gran pugna ;)
¿Eres tu el de la foto?
Porque si lo eres... ¡Eres muy guapo! :$
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